Prosa imposible

Prosa imposible

¿Sabes?
En este momento en que me encuentro
solo y melancólico,
abatido y enfermo,
quisiera ser un gran poeta,
y sin titubeos,
con mano segura y pulso sereno,
en verso clásico o en libre,
sin dilemas,
inspirado en tu recuerdo
escribirte un poema,
inolvidable, eterno,
imperecedero.

¿Sabes?
Tú estás lejos ahora,
ausente;
pero eso no importa,
no hay tiempo ni barreras
o fronteras a la mente;
todo es pasado,
todo es futuro,
pero también, aunque lo quiera,
no puedo evadirme del presente.

No lo habrás de creer,
eso es seguro,
porque tú nunca sabrás que esto escribo,
nunca, espero, lo llegarás a leer,
porque creo que me daría gran vergüenza
y pienso que hasta me sonrojaría,
como un niño al que halla en falta su maestra.

¿Sabes?
Pienso que no se necesita ser gran poeta
para decir lo que se siente,
aunque sé, con amargura
que nunca lo expresaré
como Machado o Neruda.

Yo,
platónico enamorado
del que no te has dado cuenta,
con tu recuerdo de aliciente
me embarco en este reto
poco menos que alocado
sin manejo de la rima,
la metáfora o la métrica.

Soy casi incompetente
para una simple cuarteta,
mucho menos un soneto;
y en mi esfuerzo para ti,
mariposa insensible,
tan solo llego a esta cosa
que ni es poema
ni es prosa
y nace de lo imposible.

Solo deseo escribirte
un puñadito sincero
de versos que, sin mentirte
y lejos de tu presencia,
reflejen cuánto te quiero
y expresen todo el cariño,
la ternura y el amor
que nunca pude decirte
y que compensen la ausencia.

Un poema sin estrofas,
unas estrofas sin versos,
una prosa que no es prosa,
un no se qué,
un qué se yo,
un algo de ese hombre
que a veces ya no soy yo.

¿Sabes?
Tú no has visto realmente cómo soy,
no conoces mi espíritu inquieto,
mi ser travieso,
un poco como de niño
ansioso de cariño
y hombre hambriento de pasión.

Solo conoces mi exterior incierto,
la máscara de un rostro inexpresivo,
el tono de una voz sin afecciones,
el principio de una mirada sin final;
mirada que pocos han sabido comprender,
fondo al que nadie ha podido llegar.

No importa,
estas líneas son mi diario
y no para que las leas,
son solo mi abecedario
de incipiente poeta
que se llenarán por el polvo de la espera,
hasta que un día decida desempolvarlo
o hasta que muera.

(12) 02-1969
Nota: Poema perteneciente a la obra del autor «Una Oración y mi Historia», inscrita en el Registro de la propiedad, Madrid, 16/2003/4985

Fue publicado el 2 febrero 2007 en el artículo Esas cosas que callamos.

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