El denominado estilo literario es un concepto que ha evolucionado a través de los siglos y, con ellos, ha cambiado bastante. No voy a hablar sobre todos los estilos literarios que se consideran actualmente, porque la lista es larga y ya eso lo han hecho otros. Solamente aclararé que por estilo literario se entiende aquella forma de escribir y de expresarse literariamente que hace peculiar y distintivo a cada autor. Tanto como las características físicas y de comportamiento individualizan a cada persona.
Yo aquí me centraré, más que nada, en el denominado estilo sobrio que, cuando se quiere llevar a sus extremos y sacarle punta, yo lo denomino minimalista. Y su confrontación con otros opuestos como el estilo sencillo, el estilo nítido, el estilo elegante e, incluso, el estilo florido. Al final coloco el enlace adonde explican cada uno de los estilos, por si no los conoces. Por cierto, no confundas estilos literarios con los recursos estilísticos, mucho menos con los denominados géneros literarios y los subgéneros.
Sea cual sea el estilo o la mezcla de estilos que estés usando —porque sí, se pueden mezclar estilos diferentes en la misma obra—, en toda novela y obra narrativa suelen presentarse dos situaciones bastante comunes. Se dan cuando el autor que gusta de escribir en un estilo sobrio, sencillo y técnico —o bien porque no sabe manejar otro, que de todo hay— intenta ir al minimalismo narrativo o a lo que sea.
Antes de que sigas leyendo te advierto que esto va para largo, bastante largo. Es el resultado de volcar 30 páginas escritas en un formato de DIN A4 con interlineado sencillo y algo más de 12.500 palabras. Tú decides si te puede resultar de interés.