Muchos que comienzan sus primeros pasos como escritores manifiestan sentirse trancados y confusos, a la hora de realizar descripciones narrativas de lugares, situaciones e incluso de personajes. Eso suele desanimarlos y acuden en solicitud de alguna clase de ayuda a foros y a grupos de escritores. Poco o nada se puede hacer para dar consejos sobre narrativa a través de unos comentarios. Es como el que pretendía que le enseñaran ortografía por ese medio.
Dentro del género epistolar no se utiliza la misma forma ni estilo para dirigir un oficio a una empresa privada, a un organismo público, a un departamento militar o a un juez, que una carta a una persona desconocida, a un familiar o a tu amigo más íntimo.
De igual manera, no es lo mismo escribir un manual de métodos y procedimientos, uno técnico sobre el manejo de un equipo, y un informe científico o técnico para una revista especializada; mucho menos un dictamen jurídico. Tampoco lo es la narrativa para una novela. No tienen nada que ver porque los estilos son muy diferentes. Yo he manejado todos ellos sin ningún problema, tanto realizando manuales de procedimientos como informes técnicos de accidentes marítimos y dictámenes jurídicos. Quizás la diferencia ha sido que cuando llegué a ellos, yo ya tenía muchos largos años de narrativa y de poesía tras de mí.