Astraía. El descenso de Inanna al inframundo

Esta novela se encuentra inspirada en «El descenso de Inanna al Inframundo», obra literaria mesopotámica de la antigua Sumeria grabada sobre tablillas de barro, escrito en cuneiforme y redactado en forma de poema. Cuenta el viaje de la diosa sumeria Inanna al Inframundo para visitar y, al parecer, desafiar el poder de su hermana Ereshkigal que había enviudado recientemente. El poema está cargado de significado y simbolismos, y ha sido objeto de interpretaciones muy diversas.


La diosa Inanna, hija de An el dios del Cielo y nieta de Utu Heru dios del sol, desciende al Irkalla en el inframundo para ver a su hermana Ereshkingal y esta la retiene prisionera. Los 12 jueces dictaminan que quien desciende no sale. Dumuzzi el esposo de Inanna solicita ayuda a los dioses y no quieren interferir en asuntos de otros. Respetando las reglas del inframundo, An se mantiene al margen sin tomar partido por ninguna.
Astraía, la diosa guerrera de fuego, hija más querida de An y reina de la Gran hermandad de las Señoras de los Sueños, baja al Irkalla para enfrentar a Ereshkigal y sus reptilianos y rescatar a Inanna porque:

 

Ni los dioses caminan en el inframundo donde las almas de los difuntos conviven. Tan solo la Reina de la Gran Hermandad de las Señoras de los Sueños tiene el poder para entrar en él, caminar por él, salir y sacar de él a quien ella desee.

 

En el último momento, Astraía recibe una valiosa ayuda inesperada. Varios días después, Astraía tiene que ayudar a su esposo Akiiku-dul Alim Ensu, el rey de Ugarit, para repeler un gran ataque de venganza contra la ciudad, por parte de los feroces reptilianos y otra raza alienígena hostil, de las que estaban en el inframundo.

Pero no sería todo, porque el mayor peligro para el planeta estaba por llegar sigiloso desde el espacio profundo.

Disponibilidad en amazon.

Amazon ASIN : B0CTDTYJ9B
ISBN: 9798876116536
Sello: Independently published.
Idioma : Español.
Tapa blanda : 552 páginas

Los antecedentes.

Mi novela titulada Astraía Nin-Ugarit, la Gran Señora de los Sueños, que transcurre en época sumeria en el año de 4095 de la era pasada, fue la precuela con la que yo cerraba mi tetralogía Almas gemelas.
Eso era lo que yo pensaba, puesto que no tenía prevista una continuación. El caso es que, como ya he venido comprobando durante las dos décadas y ya definitivo en esta última, una cosa es la que pienso yo como escritor y otra es la que, al parecer, tienen dispuesta las señoras de los sueños, desde que me permitieron hablar sobre ellas en una novela.
De modo que no solo hay una continuación, sino que, debido a su extensión que superó las mil páginas, he tenido la necesidad editorial de dividirla en dos tomos. Este es el primero y al que, a fin de mantener la continuidad, lo titulo Astraía y lleva el subtítulo de El rescate de Inanna en el inframundo. Pues ya lo indica: va sobre Inanna la diosa lunar sumeria de la fecundidad y del amor.
Como mencioné, se encuentra inspirada en una parte del extenso poema encontrado en tablillas de arcilla escritas en cuneiforme, que cantan el descenso de la diosa Inanna al Inframundo, donde su hermana Ereshkigal la tortura y la mata. La obra escrita que se ha encontrado y hace referencia a la muy conocida diosa Inanna (o Ishtar en el panteón acadio) es bastante extensa. Aunque en esta novela yo le doy un enfoque distinto y paso de dioses, como en su momento los calificaron los seres humanos de aquello milenios, y me voy a lo que eran esos dioses anunnakis: alienígenas.  Sí, prefiero esa corriente de opinión actual que se refiere a los alienígena ancestrales. Tiene mucho más sentido para mí y es la base de toda la serie de Astraía.

Inanna no es tan solo una diosa más de la mitología sumeria. Está considerada una de las deidades más importantes del panteón mesopotámico, y es conocida principalmente como diosa del amor sexual, aunque también cuenta con la reputación de ser diosa de la guerra. Inanna es una de las deidades mesopotámicas más complejas e interesantes, ya que posee esos atributos duales de índole solar y lunar que parecen contradecirse entre sí. Por algo habrá sido que, durante milenios, su culto se extendió por todo el mundo conocido.

 

La inspiración para la novela.

Durmiendo con un gato mágico y una novela escrita en un sueño de diez horas.

Durante la segunda quincena del invierno de 2023, cariñosamente me habían pegado lo que suponíamos que era una gripecilla que, entre otros síntomas desagradables, me había llevado la temperatura hasta 40 grados centígrados. Lo que no recuerdo es en qué momento me atropelló la manada de caballos salvajes, porque me dolían incluso los pensamientos. Durante un par de semanas tuve periodos de sueño muy largos, de más de diez horas consecutivas.
En fin: a lo del gato y la novela.
Creo haber mencionado varias veces que, paralelamente, mientras estaba escribiendo la última novela de Margui de Malta, el secuestro, se me comenzaron a presentar escenas breves para una segunda parte de Astraía Nin-Ugarit.
 Yo no les estaba prestando suficiente atención porque se veía bastante complicado y con mucha investigación por delante. Pero ahí seguía en mi mente mi Alexa privada con su insistencia, un día sí y otro también. Claro, ella no se cansa, no se le acaba la batería, no hay qué enchufarla ni la puedo apa-gar. Y como mujer que es (es voz femenina)… pues ya sabéis lo que implica: la escuchas o la escuchas, no hay escapatoria.
El asunto fue que, en un par de meses o más de esos atisbos, lo que yo tenía sobre la novela eran apenas dos situaciones separadas con las que apenas cubriría tres o cuatro capítulos, y se complicaban.
Pues bien, esa noche específica del 19 de enero y con solo 39,4 gradillos  de fiebre, me acosté bien cansado y deseando tener un largo sueño. Más tardé yo en cerrar los ojos que comenzar a soñar sobre la insistente novela. La peculiaridad fue que yo no era un actor partícipe de ellos: era un espectador de excepción, en unos sueños con una lucidez y escenas absolutamente coloridas y ricas en detalles precisos. Yo tenía la capacidad para cambiar las escenas, ajustar diálogos y lugares donde transcurrían los hechos. En pocas palabras: que yo era el guionista y el director. Además, podía recordar todo perfectamente cuando me despertaba. Al volver a dormirme retomaba el punto exacto donde lo había dejado.
Esa noche después del primer despertar para ver la hora y tomar agua (o ir al baño a deshacerme de ella) un bellísimo gato blanco (o gata, que no lo sé) y de ojos dorados vino caminando por mis piernas, y se echó sobre mi pecho con su cabeza cerca de mi garganta. Tal como hacía mi amado gato Mínimo. Le dije:
—Hola, lindo. Gracias por la visita. Quédate ahí echadito y dame calor para sacarme este frío que llevo adentro, porque estoy temblando.
Durante las seis, siete u ocho veces que deserte durante esas diez horas de sueño, él seguía dormido allí sobre mi pecho en el lado del corazón. En una, medio abrí los ojos para verificar la hora proyectada en el techo y eran pasadas las diez de la mañana. Decidí levantarme. El gato ya no estaba sobre mí. Se tomó muy en serio lo de darme calor, porque amanecí con una sudada tal que las almohadas y sábanas estaban empapadas.
Mi alegría fue al descubrir que en mi mente permanecía la película con sus diálogos de lo que era la novela completa. La podía recordar y visualizar de cabo a rabo. No tenía nada más que cerrar los ojos y verla. Fue tanto así, que decidí no tomar notas porque sería ponerme a escribirla de una sola vez. En esa noche surgió la novela completa.
Por cierto, la gripecilla resultó ser una fuerte neumonía mezclada con algunos aderezos víricos más. Tardé dos meses en salir de ella.
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El subgénero literario.

Es el de la literatura de ficción.
Dentro de este, en la novela hay realismo mágico, fantasía paranormal, la ciencia ficción fantástica y la ciencia ficción social y humanista. En esta novela hay también una parte de la denominada Ópera Espacial, que no hay en las otras dos. La diferencia en estas novelas de la serie Astraía es que la ciencia ficción no trata de hechos de algún futuro lejano, sino de un pasado un tanto lejano a más de seis mil años, aunque con la presencia de extraterrestres tecnológicamente avanzados de una civilización del tipo II en la escala extendida de Kardashov.

 

Algo sobre la diosa Inanna

El rostro de Inanna.

El rostro es la denominada Dama de Uruk y también la Máscara de Warka, llamada de esta manera por el pueblo moderno de Warka ubicado cerca de la antigua ciudad de Uruk.

Está tallada en mármol y data del 3100 a. C. El consenso general entre los arqueólogos es que, lo más probable, es que se trate de la representación de la diosa Inanna. Fue descubierta en 1939 en las ruinas de la ciudad de Uruk, Siria, por el Dr. A. Nöldeke y el Instituto Arqueológico Alemán. Se encontró en el distrito de Eanna o Ianna de la ciudad, llamado así por la diosa Inanna a quien están dedicados los templos. Es una de las representaciones más antiguas conocidas del rostro humano, y actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Irak en Bagdad.

 

Artículo completo y más imágenes de la máscara:

La versión original en inglés del artículo en Wikipedia es más extensa y ofrece más detalles, así como fotografías diversas de la máscara.

 

El nombre de Inanna

La etimología del nombre de Inanna es dudosa y bastante controvertida. Fue conocida con diversos nombres derivados de ese en distintas leguas como la asiria y la acadio-semita y significando en todos Señora del cielo, Dama del cielo, Señora de An. Es la única diosa que se menciona hacia el año –3000 en las Listas Reales de Uruk, ciudad de la que fue la diosa protectora.
Lo que si está claro en los tantos poemas e himnos que hay sobre ella, en particular en el titulado «El descenso de Inanna al inframundo«, es que se trataba de una diosa lunar. No de una diosa del inframundo, como algunos pretenden asociarla con la figura en el panel de arcilla cocida modelado en relieve, que representa una figura femenina alada que se cree que corresponde a la diosa sumeria-babilónica Inanna/Ishtar. Su ubicación actual es: Room 56, British Museum, London. Museum number: 2003,0718.1. Object Title: Burney relief. «Queen of the Night».
Inanna era una diosa sirio-palestina que está ampliamente atestiguada en todo el Levante Mediterráneo. De las tantas referencias hacia ella, que han sido encontradas, hay tablillas datadas de bastantes milenios de antigüedad. Algunas menciones de ella aparecen en textos sirios que están fechados desde la dinastía de Mari en el año –3000 aproximadamente. También hay testimonios de ella unos mil años después en Ugarit y en Emar. Desde el primer milenio antes de nuestra era en adelante, el culto a esta divinidad se propagó a través de las ciudades fenicias costeras tales como Tiro, Sidón, Biblos y Ugarit hacia Chipre, Cartago, África del Norte, Italia, la isla de Malta, España y Grecia. Aparecerá también en la biblia hebrea como una divinidad cananea genérica.

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